hay que ser un augur

"...hay una pregunta que aparece en la mente de todos los directores justo un minuto antes de rodar el primer plano... esa pregunta es ¿qué demonios hago yo aquí? Se llama pánico escénico. La realidad es infinitamente más compleja que la escena escrita en el guión. Alba -mi ayudante de dirección- da la orden y la cámara comienza a grabar. 24 fotogramas por segundo cargados de inoportuna complejidad no calculada. Los directores expertos son buenos augures, grandes previsores,  adelantan los problemas, son capaces de suspender la escena en su imaginación y ver todos los inconvenientes antes de que se produzcan. Simulacros virtuales en el imaginario. Los demás debemos improvisar a tiempo real, capear el temporal y reconducir el rodaje sobre el terreno. Cae la niebla en la Curota, Protección Civil nos advierte de que si cae la noche tendrán que escoltarnos para bajar a la carretera. Tengo que trabajar dos veces más rápido de lo previsto.  Tacho planos del storyboard, aparecen otros nuevos, las escenas mutan, los personajes adoptan nuevas aptitudes y me exigen composiciones diferentes, la grúa no funciona, el alto nivel de humedad apaga la cámara de making off, intento no perder el hilo narrativo, no derivarme de la premisa. Cae la noche, no era lo esperado. Bajamos a 10 km/h muy cerca del precipicio, se cruzan dos caballos en el camino, imagen casi metafísica, sólo vemos lo que hay a tres metros de los coches. ¿Qué hago yo aquí? La incertidumbre es el precio a pagar si lo que se busca es cumplir un sueño..."

por Carlos Seijo